Lección 02: Arquitectura autónoma. 

Primeras manifestaciones del principio disyuntivo
Wölfflin: arte a fines del XVIII, un nuevo arranque
Giedion: Clasicismo romántico
Kaufmann: De Ledoux a Le Corbusier
Sedlmayr, Arnheim: el edificio esférico
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Primeras manifestaciones del principio disyuntivo

¿Cuándo se manifestó por primera vez el "principio disyuntivo" al que me refería en la lección anterior, citando a Eugenio Trias, como diferencia fundamental entre el arte moderno y el arte de tiempos anteriores?
En "El criterio estético" Trias continúa y resume algún razonamiento suyo de otro texto bastante anterior, titulado Drama e identidad:  
         

"Desde un punto de vista ideológico, el drama musical wagneriano cabalga entre la cultura romántica, fundada en la  idea de la mediación de espíritu y naturaleza a través del sentimiento, y nuestra cultura, que tiene en el pensamiento  psicoanalítico una de sus piedras angulares y que, por esta razón, pronuncia continuamente la escisión de la mente humana, su desdoblamiento en una razón inconsciente y otra consciente. Por lo demás, esta idea fue ya pensada de un modo originario por la filosofía romántica."
(Trias, 1974) 

La filosofía romántica, escribe Trias, fué la primera en pensar esa escisión.
Hay, desde el romanticismo, una relación entre la sospecha o el descubrimiento del inconsciente y la imposibilidad de reintegrar lo escindido, de sintetizar.
En uno de sus libros, Julia Kristeva insiste en esa cuestión: 

"No se podría comprender la intervención freudiana, en el campo específico de la psiquiatría, al margen de su filiación humanística y romántica. Con la noción freudiana de inconsciente, la involución de lo extraño en el psiquismo pierde su aspecto patológico e integra en el seno de la supuesta unidad de los hombres una alteridad a la vez biológica y simbólica, que se convierte en parte integrante de lo mismo.
(…) 
         
Inquietante, la extrañeza está en nosotros: nosotros somos nuestros propios extranjeros- estamos divididos.
(…)
         
El psicoanálisis se experimenta entonces como un viaje por la extrañeidad del otro y de sí mismo, hacia una ética del respeto por lo inconciliable. ¿Cómo podría tolerarse a un extranjero si uno no se supiera extranjero a sí mismo? ¡Y pensar que ha hecho falta tanto tiempo para que esta pequeña verdad transversal y rebelde a la uniformidad religiosa ilumine a los hombres de nuestro tiempo!"
(Kristeva, 1988)

  

     Desde el romanticismo vivimos en- la imposibilidad de rehuir la escisión, el "principio disyuntivo". En Las palabras ylas cosas, Michel Foucault caracteriza y sitúa muy concretamente en el tiempo el inicio de esa imposibilidad:        

"Los últimos años del siglo XVIII quedan rotos por una discontinuidad simétrica de la que había irrumpido, al principiodel XVII, en el pensamiento del Renacimiento.
(...)
         
...el conjunto del fenómeno se sitúa entre fechas fácilmente asignables (los puntos extremos son los años 1775 y 1825)... dos fases sucesivas que se articulan una sobre otra casi en torno a los años 1795-1800. 
(...)
         
Lo que se produjo... es un desplazamiento ínfimo, pero absolutamente esencial y que hizo oscilar todo el pensamiento occidental: la representación perdió el poder de fundar, a partir de sí misma, en su despliegue propio y por el juego que la duplica en sí, los lazos que pueden unir sus diversos elementos... La condición de estos lazos reside a partir de ahora en el exterior de la representación, más allá de su visibilidad inmediata, en una especie de trasmundo más profundo que ella y más espeso... Retiradas hacia su esencia propia... las cosas escapan, en su verdad fundamental, al espacio del cuadro... se enrollan sobre sí mismas, se dan un volumen propio, se definen un espacio interno que, para nuestra representación, está en el exterior... las cosas se dan por fragmentos, perfiles, trozos, escamas, muy parcialmente, a la representación."
(Foucault, 1966)

No me resisto a repetir el final de la cita anterior relacionándola con otros autores:
"Voluntad" (Schopenhauer): "una especie de trasmundo, más profundo (que la "representación"(Schopenhauer)) y más espeso, en el que las cosas,... retiradas hacia su esencia propia (noúmeno, "cosa en sí" (Kant)) escapan... al espacio del cuadro... y se definen un espacio que para nuestra representación está en el exterior... (William Herschel y su descubrimiento (en 1800) de la radiación infrarroja)... se dan por fragmentos, perfiles, escamas, muy parcialmente a la representación."
Las cosas, retiradas a su esencia propia, se representan como trozos o fragmentos... debemos retener esa idea para comprender lo que sucedió con el arte y la arquitectura entre los últimos años del siglo XVIII y los primeros del siglo XIX.


     

Wölfflin: arte a fines del XVIII, un nuevo arranque

Foucault sitúa "a finales del siglo XVIII una discontinuidad simétrica de la que había irrumpido, al principio del XVII, en el pensamiento del Renacimiento", un cambio radical del conjunto del saber humano.
En su libro titulado Principios fundamentales en la historia del arte, Heinrich Wölfflin analiza las diferencias entre el arte del siglo XVI y el del siglo XVII -entre el Renacimiento y el Barroco- e insiste reiteradamente en que a finales del siglo XVIII se produjo un cambio semejante, pero de sentido inverso; una "discontinuidad simétrica", diría Foucault.
Después de esa transformación, que Wölfflin plantea en algún sentido como una vuelta atrás, el arte habría recuperado procedimientos y formas anteriores al barroco. El de Wölfflin es un análisis formalista ejemplar, que vale la pena recordar, siquiera sea como esquema:

siglo XVI (Renacimiento) siglo XVII (Barroco)
lineal pictórico
superficial profundo  
forma cerrada forma abierta
múltiple unitario
claridad absoluta claridad relativa
retorno a fin del siglo XVIII            
					 

Quiero fijarme en uno de esos pares de conceptos, que está íntimamente ligado con los otros, pero que de alguna forma los engloba: la evolución de lo múltiple a lo unitario, o, por completar el ciclo, de lo múltiple hasta el siglo XVI a lo unitario de los siglos XVII y XVIII a la multiplicidad moderna o disyuntiva.

Anónimo español: martirio de San Vicente, hacia 1450                                        Velázquez: Las Meninas, 1656
  Anónimo español: martirio de San Vicente, hacia 1450 Velázquez: Las Meninas, 1656

Brunelleschi, Capilla Pazzi, Florencia, 1444          Borromini: S. Carlo alle Quattro Fontane, Roma, 1659
Brunelleschi, Capilla Pazzi, Florencia, 1444  Borromini: S. Carlo alle Quattro Fontane, Roma, 1659


...y retorno de lo unitario a lo múltiple:

Borromini: S. Carlo alle Quattro Fontane, Roma, 1659Klenze: Neuer Königbau, Munich, 1826-35

"Acordémonos del Neuen Königbau de Klenze, en Munich: la planta baja, los intervalos de pilastras, las ventanas... simples elementos todos que, bellos en sí, se manifiestan también en el cuadro total como órganos independientes. (...)

     David: Madame Récamier, 1800  

Cuando luego, a fines del XVIII, se propuso el arte occidental ensayar un nuevo arranque, una de las primeras declaraciones de la crítica moderna fue que ella, en nombre del Arte verdadero, exigía de nuevo el aislamiento de lo singular. La joven de Boucher, desnuda sobre el sofá, constituye una unidad formal con las telas y con todo lo demás del cuadro; su cuerpecito se desplomaría si se le retirase la coordinación. En cambio, la Madame Récamier, de David, es de nuevo la figura independiente y conclusa en sí misma. La belleza del Rococó descansa en el conjunto indisoluble; para el nuevo gusto clásico la figura bella es lo que fue en otros tiempos: una armonía de masas orgánicas perfectas en sí mismas."
(Wölfflin, 1915)


¿Armonía? ¿No es aventurada esa afirmación de Wölfflin? ¿No sería, más bien, que al "conjunto indisoluble" del barroco no le sucedería una recuperación de la armonía del humanismo renacentista, sino la inevitable manifestación de la disonancia, "signo de todo lo moderno" (Adorno)?

Magritte: Perspective I: Madame Récamier de David, 1950 Magritte: Madame Récamier, 1967
   Magritte: Perspective I..., 1950               Magritte: Madame Récamier, 1967

Nuevo gusto clásico a fines del XVIII: neoclasicismo. Pero el retorno no es tan absoluto como sugiere Wölfflin: más que volver a la armonía, lo que hizo el arte a finales del siglo XVIII fue sustituir la composición orgánica del barroco por la yuxtaposición inorgánica del neoclasicismo:

 


"Citaremos dos ejemplos finales para señalar la significación del nuevo sistema arquitectónico. Uno es el primer proyecto de Banco de descuento, realizado en 1788 a petición del ministro de Finanzas, Jacques Necker. No es necesario que nos detengamos en la forma cúbica de los tres edificios que integraban el proyecto. Importa más señalar que cada uno de ellos era una unidad perfecta en sí misma. No hay en ninguno de ellos una sola línea que se refiera a sus vecinos o entre en contacto con ellos. Los edificios barrocos tenían una composición orgánica; aquí tenemos una yuxtaposición inorgánica. El segundo ejemplo es la Casa para cuatro familias. No existe interrelación alguna entre sus huecos y, una vez más, cada uno de los cuatro bloques podría alzarse perfectamente en solitario. Ni boato ni clímax impuesto; solamente un digno esquema de unidades equivalentes. Tanto si se lo mira por delante como por detrás o por ambos lados, es posible captar la idea del conjunto y obtener una vista que es igualmente satisfactoria en todos los casos. Está clara la enorme diferencia que hay entre esta obra y las estructuras barrocas, concebidas como composiciones pictóricas que deben contemplarse desde un solo punto de mira, y moduladas según un orden jerárquico que todo lo impregna. El ideal individualista proclamado por la Revolución condicionó todas las realizaciones posteriores, alentó la lucha contra los esquemas tradicionales en el siglo XIX y ha acabado dominando casi sin discusión en el XX."
(Kaufmann, 1955)

 

Ledoux: Banco de Descuento (1r. proy.), 1778
Ledoux: Banco de Descuento (1r. proy.), 1778

Ledoux: Casas Hosten, 1787
Ledoux: Casas Hosten, 1787

Al comentar la "ley de la unidad", de lo que llamaba "la interpretación formalista" de las "estéticas tradicionales", Bruno Zevi hace, en Saber ver la arquitectura, alguna observación interesante sobre la unidad de la composición y su  opuesto, la dualidad de la yuxtaposición.  

"Toda composición, tanto en planta como en frente, debe tener un carácter de ligazón entre todos sus componentes. Componer es lo contrario de yuxtaponer. Yuxtaponer no tendría la fuerza de un discurso, sería simplemente una serie de palabras inconexas, sin significado. Dos estatuas iguales vecinas, dos casas idénticas, dos pisos de la misma altura superpuestos no forman unidad, sino mejor dualidad; por esto, todas las formas geométricas que el ojo puede descomponer en dos partes (por ejemplo, un rectángulo formado por dos cuadrados) deben ser excluídas."
(Zevi, 1951?) 

(Valdría la pena, en este punto -y para matizar el "triunfo de la yuxtaposición" que, según Kaufmann, se habría producido en el siglo XX- estudiar la estructura formal del edificio de la biblioteca y administración del campus del IIT, de Mies, cuya importancia para la arquitectura miesiana señaló Colin Rowe en su excelente "Arquitectura moderna y neoclasicismo II". Pero ello nos alejaría, al menos cronológicamente del contenido de esta lección. Dejémoslo por ahora.)


      

Giedion: Clasicismo romántico

Clasicismo romántico: ¿Qué es?

"El término Clasicismo Romántico es una invención de historiadores del siglo veinte, que trata con su propia contradictoriedad de expresar la ambigüedad del modo dominante en las artes durante ese período. (...)
Como el adjetivo del término Clasicismo Romántico hace evidente, el clasicismo de finales del siglo dieciocho y de principios del diecinueve no era en absoluto el mismo del Renacimiento ni siquiera el de la reacción académica de las décadas primeras y medias del siglo dieciocho. El Clasicismo Romántico tendía no tanto a lo 'bello' en el sentido de Aristóteles y los estetas del siglo dieciocho, sino más bien a lo que había sido señalado por Edmund Burke en 1756 como lo 'sublime'."
(Hitchcock, 1958)

¿Quién inventó el clasicismo romántico?

Siegfried Giedion, en un texto de 1922 titulado Spätbarocker und romantischer Klassizismus, en el que distingue dos etapas en el neoclasicismo de la segunda mitad del XVIII (clasicismo tardobarroco y clasicismo romántico) que encajarían en la oposición entre 'barroco' y 'romanticismo' y que habrían sido pasos consecutivos en la aparición del romanticismo.

"El barroco y el romanticismo están enfrentados. ¡El barroco adelantándose tormentoso, agresivo! El cosmos está ahí para descomponerlo en niveles que se subordinan servilmente y se inclinan en un sistema completo hacia una cumbre eterna. ¡El poder se hace símbolo! El yo individual no vale nada. ¡Todas las células deben obedecer! ¡Todo es parte! (...)
...la eterna culminación, a la que todo tiende en el barroco, el gran sistema al que todo debe someterse para servirle, para poder al fin renacer en una unidad mayor, más potente y profunda, como la deslumbrante suma de las partes singulares, ¡ese centro le falta al romanticismo!
La unidad del romanticismo -considerado como época- consiste en su capacidad de dejar crecer una junto a otra todas las cosas, con lo que aparece una multiplicidad de individuos singulares, sean casas, árboles o formas estilísticas, que han comprado su crecimiento sin límites con una reducción de su comunidad, con el mayor aislamiento. (...)
El penetrante ojo del romanticismo arranca como con pinzas la forma ajena de su entorno anterior, la transplanta a su propio contexto y le deja un lugar de honor. La forma, la forma plástica singular ejerce un señorío inhabitual, haciendo pedazos y casi recubriendo a su capricho el sentimiento global de la composición.
En el romanticismo se trata del individuo... aquel tiempo situó la belleza de una forma en su contorno.

Chodowiecki: dos siluetas,
 
Chodowiecki: dos siluetas,
Flaxman: ilustración para Esquilo
 Flaxman: ilustración para Esquilo

 
La mirada romántica, que ve el mundo como una suma de individuos, que toma los objetos por su contorno, se agarra a las formas del pasado y espera su salvación en usarlas con la mayor precisión. ¡Cada una de las partes y la forma comienzan a ejercer su tiranía sobre la arquitectura!"
(Giedion, 1922)


Hay un buen comentario a ese texto en el prólogo de Georges Teyssot a Tres arquitectos revolucionarios: Boullée, Ledoux, Lequeu, de Emil Kaufmann:
"El 'clasicismo romántico' se contrapone al concepto de 'tardo-barroco'. Este último -dice Giedion- tiene sus mejores realizaciones cuando puede crear grandes sucesiones espaciales. La realización espacial más notable del Spätbarocker Klassizismus es el Panthéon de París de Jacques- Germain Soufflot (iniciado en 1757).

Soufflot: Pantheon, París, 1757-1790 Gilly: Monumento a Federico II, 1796
Soufflot: Pantheon, París, 1757-1790               Gilly: Monumento a Federico II, 1796

En el Romantischer Klassizismus, en cambio, necesariamente el volumen tiende a reducirse para realizar unidades independientes y conclusas, como cubos plásticos: lo que interesa es la masa, el bloque. En esta clave, el Friedrichs- Denkmal de Gilly aparece como una suma de cristalizaciones. Y, con Schinkel, "el clasicismo romántico se manifiesta en el modo más puro cuando puede expresarse libremente en modo plástico y formar no el espacio, sino el volumen". Y finalmente -observa Giedion más adelante- no existe ya en las plantas románticas el ritmo cerrado de los espacios barrocos, sino que aparece algo ralentizado: las partes singulares devienen individualidades independientes alineadas, y se podría cambiar su orden sin cambiar nada decisivo. Al leer La arquitectura de la Ilustración o también Tres arquitectos revolucionarios: Boullée, Ledoux, Lequeu, queda claro que Kaufmann obtuvo su definición de 'Pavillonsystem' -la composición arquitectónica por partes autónomas- de la tesis de Giedion."
(Teyssot, 1976)


      

  Kaufmann: De Ledoux a Le Corbusier

Emil Kaufmann: De Ledoux a Le Corbusier. Origen y desarrollo de la arquitectura autónoma.

Arquitectura de Claude- Nicolas Ledoux
¿autónoma? ¿de qué?

Arquitectura autónoma, disyuntiva o discreta 1: el montaje de piezas independientes, el 'Pavillonsystem'

Ledoux: proyecto de refugio de cazadores, 1778
Ledoux: proyecto de refugio de cazadores, 1778
Ledoux: proyecto de refugio de cazadores, 1778

"El proyecto de un pabellón de caza en los alrededores de la ciudad ideal deja adivinar claramente la influencia de las construcciones barrocas. En el grabado de 1778 que muestra una vista perspectiva [fig. 10], se percibe un edificio central dominante, y a su lado otros edificios de menor altura, manifiestamente subordinados al primero, y finalmente los típicos setos recortados según la tradición. A pesar de la diferencia de importancia dada a los diferentes edificios, la idea de encadenamiento ha desaparecido. Sin duda, el edificio principal domina el conjunto, pero la unidad se ha disuelto en una multiplicidad de partes independientes. Con su forma maciza, quedan completamente aisladas. En el encadenamiento barroco, cuando todavía vivía, las líneas de cada parte de la construcción reenviaban a las otras partes. (...)

Ledoux: primer proyecto de las salinas y la ciudad ideal de Chaux,
Ledoux: segundo proyecto de las salinas y la ciudad ideal de Chaux,
Ledoux: primer proyecto de las salinas y la ciudad ideal de Chaux, 
 
Podemos darnos cuenta todavía mejor del cambio acaecido en el curso de los años setenta del siglo XVIII si examinamos los proyectos de Ledoux para las Salinas y para la Ciudad ideal. (...) No encontramos en ese proyecto nada del movimiento y de la vida propios de los planes barrocos. El alzado muestra sin embargo el esquema aplanado y debilitado de una construcción barroca, con un cuerpo central adelantado ligado por alas a edificios de ángulo jerárquicamente subordinados. Las partes se funden en la unidad de un todo. Pero ese encadenamiento de las partes no pareció satisfactorio a Ledoux; y así, el segundo proyecto, reproducido en L'Architecture y parcialmente ejecutado, presenta un carácter completamente distinto. Ahí, los diferentes edificios están dispuestos sobre una planta elíptica, sin ligazón entre ellos, el edificio del director de las salinas y las fábricas al sur sobre el diámetro menor, las habitaciones de los empleados en la periferia. Por mínimo que pueda parecer el cambio introducido por la separación de las partes, el paso del primer proyecto al segundo no deja de reflejar uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la arquitectura: el estallido del encadenamiento barroco. La intención de separar las partes surge de los propósitos de Ledoux. En un remarcable paralelismo con la evolución histórica general, el encadenamiento es reemplazado por el sistema de composición en pabellones (Pavillonsystem) que, a partir de ese momento, se vuelve dominante: es la libre asociación de unidades autónomas."
(Kaufmann, 1933)

Ledoux: casa del director y fábrica de las salinas de Chaux, Ledoux: casa del director de las salinas de Chaux,
Ledoux: casa del director y fábrica de las salinas de Chaux, 

"En la casa Saiseval en la rue de Bourbon, Ledoux evidencia la agregación de tres edificios que se elevan sobre un mismo basamento, no según los viejos esquemas de correspondencia, sino simplemente a través de la iteración de los elementos singulares: pórticos, ventanas palladianas, cúpulas y escalinatas abiertas. Este criterio compositivo tan refinado de la iteración de elementos independientes, tiene una historia propia que me propongo examinar en un próximo estudio sobre el entero desarrollo de la arquitectura del siglo XVIII. "
(Kaufmann, 1952)

Ledoux: Casa Saiseval,
Ledoux: Casa Saiseval,
Ledoux: Casas Hosten, 1787

Ledoux: Casas Hosten, 1787
 

"La última posibilidad para Ledoux de dar prueba de su energía creativa le fue ofrecida por el Nuevo Mundo. En 1787 el americano Hosten le encargó la construcción, sobre una amplia parcela,... de su propia residencia y catorce otras casas de alquiler... (Ledoux) trató de afrontar el problema de la multiplicidad de esas casas, esencialmente a través del simple medio de la yuxtaposición y a través del diverso tratamiento de las fachadas. Estos últimos proyectos tienen bastante poco en común tanto con sus experimentos precedentes como con con la casi totalidad de la fenomenología arquitectónica, antes y después de él. El objetivo era la búsqueda de la solución óptima, del método por excelencia, que, sin embargo, las inciertas condiciones de la época no le permitieron alcanzar. Es fácil además destacar los aspectos negativos de ese proyecto: difícil apenas caracterizarlo. Aquí han sido abandonadas casi completamente la gradatio y la concatenatio del barroco, confiando en gran parte en el efecto del contraste entre arcos y series de aperturas rectangulares."
(Kaufmann, 1952)
Arquitectura autónoma: de la tradición y de las convenciones sociales

Arquitectura autónoma: contra la naturaleza

Comenta Hans Sedlmayr en Verlust der Mitte (Pérdida del centro, trad. esp. El arte descentrado) a propósito de los monumentos conmemorativos de "alrededor de 1780":
"Arquitectura y naturaleza orgánica, que en el conjunto de la obra de arte barroco se interpenetraban perfectamente, ahora se contraponen."
(Sedlmayr, 1947)

Acierta ahí Sedlmayr en el descubrimiento del síntoma. La arquitectura autónoma es arquitectura autónoma de la naturaleza, o, aún más, arquitectura entendida como un desafío a la naturaleza. El edificio -anticipando un rasgo principal de la arquitectura de Mies- se define separándose de y oponiéndose a la naturaleza.
El enfrentamiento entre arquitectura y naturaleza es también el que opone la razón a la naturaleza. La claridad de las luces, de la ilustración, a la oscuridad nocturna y subterránea de la madre naturaleza.

 


      

Sedlmayr, Arnheim: el edificio esférico

Sobre el edificio esférico como atentado contra la ley de la gravedad, como manifestación de la autonomía de la arquitectura respecto de la naturaleza:

"El que todo un edificio adopte una forma esférica representa el mayor desafío al imperio de la gravedad exceptuado el vuelo. El globo arquitectónico toca el suelo en un único punto y está presto a despegar. En virtud de su independencia de las normas que rigen la actividad terrestre, la forma esférica se reserva para edificios cuya finalidad case con dicha independencia. (...)

Boullée: proyecto de cenotafio para Newton, 1784Boullée: proyecto de cenotafio para Newton, 1784
Boullée: proyecto de cenotafio para Newton, 1784
Boullée: proyecto de cenotafio para Newton, 1784

Con análogo talante de exaltación diseñó Etienne- Louis Boullée en 1784 un cenotafio para Newton, "una esfera hueca con la bóveda perforada por orificios a través de los cuales se filtra la luz natural, creando la ilusión de contemplar las estrellas en el cielo nocturno". En este edificio visionario, los visitantes se sentirían apartados por completo de su sistema de referencia espacial habitual e inmersos en la centralidad del sistema solar."
(Arnheim, 1982)

A pesar de que esté escrito desde una posición muy conservadora y desde una perspectiva escandalizada y "apocalíptica" (como la califica Umberto Eco en un divertido pasaje de Apocalípticos e integrados), vale la pena citar lo que escribió Hans Sedlmayr sobre los edificios esféricos en Pérdida del centro:

"PRIMERA (INCONSCIENTE) REVOLUCION CONTRA LA ARQUITECTURA

Alrededor de 1770, unos veinte años antes del comienzo de la Revolución francesa, aparece por primera vez en la historia de la arquitectura un edificio de forma esférica.

Ledoux: casa de los guardias forestales,
Ledoux: casa de los guardias forestales, 

Este edificio, que parece una aeronave posada sobre la tierra a la que sólo toca por un punto, pero hacia la cual se tienden unos puentes, aparece en un fantástico proyecto del iniciador de la revolución arquitectónica, Claude Nicolas Ledoux, que lo destina a residencia de guardas campestres. La forma esférica no se halla de ningún modo motivada, y el proyecto produce la sensación de una auténtica locura. No parece que merezca la pena ocuparse en serio de semejante extravagancia. Y sin embargo, nada muestra de modo más impresionante la extraordinaria conmoción arquitectónica que ha debido producirse para engendrar aquel proyecto. Antes de que una ocurrencia semejante salga a la luz del día, aunque sólo fuera como una broma casual, tiene que haberse equiparado la arquitectura con la geometría.
La esfera es una forma no-arquitectónica, antiarquitectónica incluso. El cubo, la pirámide, el cilindro, el cono, pueden ser considerados, aunque de todos modos en un sentido muy vago, como formas primitivas de edificios, pero nunca la esfera; a lo más, la semiesfera. En épocas antiguas se dieron la pirámide y la semiesfera como formas básicas de edificios; nunca la esfera. E incluso las otras formas enumeradas deben perder su crudeza para pasar de la geometría a la arquitectura. Un cilindro, por ejemplo, puede ser una forma arquitectónica si se presenta erecto, no yacente; un cono debe descansar en su base circular, no situarse en equilibrio sobre su vértice. Sólo es tectónico lo que reconoce a la tierra como su base. Incluso las arquitecturas que parecen oscilar, como es el caso para ciertos edificios góticos o barrocos, se refieren al suelo terrestre como a su base posible, de la cual tal vez se alejen o sobre la cual acaso oscilen. La esfera niega el suelo."

Ledoux: cementerio de la ciudad ideal de Chaux,
Ledoux: cementerio de la ciudad ideal de Chaux,
Ledoux: cementerio de la ciudad ideal de Chaux, 

"Ledoux concibe su cementerio de Chaux como una vasta reunión de catacumbas en varios pisos, desembocando todas en un espacio esférico gigantesco: 80 metros de diámetro. La semiesfera interior se hunde en la tierra; la superior sobresale de la superficie. Este espacio esférico no es una estancia para el culto; en él no se puede penetrar: sólo es posible asomarse a él. Su única luz la recibe de una abertura circular en el casquete superior. Según las explicaciones del propio Ledoux, la esfera simboliza la eternidad, y su fuente de luz simboliza la mirada que desde el imperio de los muertos se dirige a la luz celeste. El mismo tono simbólico reina en el exterior del edificio. Como una pirámide egipcia, la semiesfera, majestuosamente uniforme, surge de la desierta llanura. No hay a su vera árboles, ni praderas, ni amigables cursos de agua; las humaredas procedentes de las cámaras de cremación subterráneas se elevan como vapores del mundo de los muertos, para que quien se acerque al cementerio tiemble al verse ante la imagen de la nada: l'image du néant."
(Sedlmayr, 1947)

 


     

Volar

Volar:

Elévation du cimitière de Chaux:

Ledoux: Elévation du cimitière de Chaux,
Ledoux: Elévation du cimitière de Chaux, 


Antonio Carnicero: el vuelo del globo en Aranjuez (1784) (ver ahí, además, la forma del suelo de la arquitectura del neoclasicismo: una superficie (no: ¡un plano!) horizontal, ininterrumpido, infinito, igualitario, isótropo…)

Le ballon

Goya: Capricho 61: Volaverunt Tauromaquia 34, Disparate 13: Modo de volar (Tatlin: Letatlin)

Carnicero: el vuelo del globo en Aranjuez, 1784Goya: el globo,

Carnicero: el vuelo del globo en Aranjuez, 1784                Goya: el globo

Montgolfier ???

Goya: capricho 61: Volaverunt, 1799                            Goya: capricho 68: Linda maestra!, 1799
Goya: capricho 61: Volaverunt, 1799                Goya: capricho 68: Linda maestra!, 1799

Disparate 5: disparate volante

Disparate 22: Disparate de tontos

Goya: Disparate 13: Modo de volar, Goya: Disparate de tontos,
    Goya: Disparate 13: Modo de volar,              Goya: Disparate de tontos, 

Hasta: Yves Klein: Saut dans le vide,

Klein: Salto al vacío, 1960
Klein: Salto al vacío, 1960
Klein: Salto al vacío, 1960

O, por último, en el catálogo de la exposición "Cosmos", I. Kabakov: El hombre que voló al espacio desde su apartamento. (1981-1988)